Nos indignó la información de portada de la edición impresa de El Mundo de ayer, unía la fotografía del cadáver aún caliente, en el suelo frío y empapado de lluvia, de Ignacio Uría, y la imagen de los “compañeros” de partida de la víctima, que jugaron a las cartas con toda normalidad, como todos los días, buscando rápidamente un sustituto para ocupar el puesto de Ignacio en la mesa.
El contraste de imágenes es espeluznante, y hay quien sostiene que estas cosas no se deben publicar … pero se equivocan, sí se deben publicar, porque representan de una manera absolutamente fidedigna lo que pasa a diario en Vascongadas: cuando la cosa anda entre NaZionalistas hasta los amigos más íntimos de la víctima se alejan inmediatamente de él, “algo habrá hecho”, “que a mí no me salpique”, “que continúe la fiesta”, “aquí no ha pasado nada”, “no voy a decir, ni hacer, nada por si me perjudica”, “es mejore llevarse bien con los asesinos y sus cómplices … que hay que seguir viviendo akí y jugando la partida todos los días”, “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
El pie de foto original de la portada de El Mundo decía ayer: “Arriba: Agentes de la policía científica junto al cadáver del empresario Ignacio Uría del mortal atentado. El segundo por la derecha sustituyó al empresario. (CARLOS GARCÍA / MITXI)”.
El contraste de imágenes es espeluznante, y hay quien sostiene que estas cosas no se deben publicar … pero se equivocan, sí se deben publicar, porque representan de una manera absolutamente fidedigna lo que pasa a diario en Vascongadas: cuando la cosa anda entre NaZionalistas hasta los amigos más íntimos de la víctima se alejan inmediatamente de él, “algo habrá hecho”, “que a mí no me salpique”, “que continúe la fiesta”, “aquí no ha pasado nada”, “no voy a decir, ni hacer, nada por si me perjudica”, “es mejore llevarse bien con los asesinos y sus cómplices … que hay que seguir viviendo akí y jugando la partida todos los días”, “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
El pie de foto original de la portada de El Mundo decía ayer: “Arriba: Agentes de la policía científica junto al cadáver del empresario Ignacio Uría del mortal atentado. El segundo por la derecha sustituyó al empresario. (CARLOS GARCÍA / MITXI)”.
P. S. Leemos hoy mismo en algunos diarios una especie de aclaración: el Sr. Uría solía jugar en ocasiones dos partidas, en dos bares distintos: en el primero ("Kiruri"), sus amigos no "echaron la partida" el día del asesinato; pero en el segundo bar ("Uranga"), sus compañeros de juego no se privaron del placer del juego, con el cadáver de Ignacio, aún caliente, en la vía pública, a pocos metros de distancia ... Dice la crónica que en este local ("Uranga") "sí hubo cartas tras el asesinato, por decisión de sus compañeros de mesa como recuerdo a su amigo. Ayer también echaron unas manos, pero no quisieron más fotos". ¡Manda güebos!.
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