Nadie fuera de su cuerda pude considerar
razonable que un sujeto, que es un prófugo, con cuentas pendientes con la
Justicia, pueda pretender que le reciba el Presidente del Gobierno y además en
el extranjero, para que le ayude a burlar a la justicia, y plantearle
cuestiones ajenas a la separación de poderes … salvo que el oyente sea un fanático,
el asunto no puede “colar”, porque no somos tontos del bote.
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