Que los criminales
nacionalistas vascos cumplan penas privativas de libertad, en prisión, tras un
proceso judicial justo en el que han contado con todas la garantías
constitucionales, es algo bueno “per se”: a los criminales se les aplica la ley
y punto.
Que durante su estancia
en la cárcel hagan cosas tendentes a su rehabilitación para una posterior
reinserción social, también es positivo.
Pero los pederastas y
los criminales nacionalistas vascos no se rehabilitan ni se integran en la
sociedad: siguen “erre que erre”·y se instalan en sus guetos cerrados de gentuza,
como ellos, que les protegen y ayudan a cambio de que sigan en lo mismo (ya no
asesinar, pero sí justificar sus crímenes).
Y
ya la desvergüenza alcanza el límite de que algunos de esos criminales
pretendan seguir apareciendo ante la sociedad como gente digna … así que no es
de recibo que figuren en una exposición pseudo artística de pintura con ocasión
de la capitalidad europea de la cultura de San Sebastián. Lo han intentado,
pero no lo han conseguido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario