“La aporofobia no es solo el
odio al pobre, sino al que creemos que no tiene nada que aportarnos”, dice la
filósifa, que gana el premio De Sancha.
La filósofa Adela Cortina (Valencia, 1947) lanzó este jueves un alegato
contra los nacionalismos en el acto de concesión del premio Antonio de Sancha,
otorgado por la Asociación de Editores de Madrid. La catedrática de la
Universidad de Valencia califica a los nacionalismos como «retrógados y
supremacistas» y asegura que no tienen sentido en la globalización.
«Ahora
que estamos construyendo una sociedad cosmopolita, todo lo que sea retroceder a
la tribu es reaccionario», dice Cortina. «No hay razas ni pueblos superiores y
los nacionalismos tienen un tinte de aporofobia», agrega, introduciendo en la
conversación el término que ella misma creó para designar el «odio al pobre».
«Pero la aporofobia es algo más, es el odio a quien creemos que no tiene nada
que aportarnos», señala. Sin embargo, Cortina se muestra optimista y opina que
la sociedad se está dando cuenta de que la aporofobia «no es admisible», igual
que la pobreza «no puede permitirse en un mundo en el que hay suficientes
medios». «El siglo XXI acabará con la pobreza porque una sociedad radicalmente
desigual no puede ser democrática».
Becaria
de la Fundación Von Humboldt, miembro de la Academia de Ciencias Morales y
Políticas y autora de títulos como 'Ética mínima' o 'Ética sin moral', Cortina
pertenece a ese grupo de filósofos que no tiembla al entrar en el barro de los
asuntos terrenales. Cree que la inmigración y la acogida son el gran asunto
pendiente en Europa y que los políticos en España deben guiarse por el interés
de los ciudadanos y no por ganar votos. También opina que los movimientos
feministas están para quedarse y que «acabarán deslindando lo razonable, que es
la igualdad, de la exageración, de algunos extremos pacatos a los que a veces
están llegando».
Cortina lanzó un alegato por los libros. «Es
fundamental: tiene que servir a una sociedad que no puede sustentarse sólo en
los trazos rápidos del WhatsApp». «Internet nos está haciendo más estúpidos»,
sentencia Cortina. «La gente tiene menos capacidad de leer un libro hasta el
final, estamos acostumbrados a ir más rápido y cada vez resulta más difícil
argumentar y pensar. Pero no hay nada como el placer de leer un libro, el gozo
de llegar hasta el final de un buen libro».
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