Los presidentes de los Estados Unidos lo hacen siempre,
y más que por obligación (que también), por auténtica devoción a los ciudadanos
que, uniformados, nos defienden y se juegan la vida cada día por todos nosotros.
En España no hay costumbre, porque nunca jamás,
hasta tiempos muy recientes, y ya en plena democracia, después de la transición,
nosotros (nuestros soldados) no habíamos participado en misiones internacionales.
Pero como ahora si, como ahora tenemos muchos
miles de soldados desplegados por el mundo, es obligado visitarles y en signo
de reconocimiento llevarles algunos dulces propios de las fechas.
Esperemos que “Snchz” orille por unos horas a
sus amigos los bildu-etarras, los chavistas-podemitas y los golpistas catalans,
para volar (algo que sí le gusta) a algún recóndito país y estar un buen rato
con nuestros soldados.
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