No
hay como exponerse en los medios para que salgan a la luz las carencias de la
gente. Cuando la Artadi era un simple florero del Mas y/o del PutschdelMonte hasta
caía bien: una mujer de 46 años, en la flor de la vida, y con un encantador
look de quinceañera, que como es evidente difícilmente soportaría un primer
plano, pero a cierta distancia “da el pego”.
Ahora bien, el paso de florero a presidenta autonómica títere del
PutschdelMonte tiene su cosa, y se van a empezar a conocer sus carencias: va a
pasar de ser una cara guapa a un cerebro escaso. La caza, o mejor, el
desenmascaramiento, de la Artadi ha comenzado.
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