Pozí, hoy y mañana se liarán
a sopapos (por no decir otra cosa más incorrecta) los “podemitas” de uno y otro
bando … y no se trata de discusiones ideológicas, son disputas brutales por el
“trinque”, por el poder (incluso para alguno con jota), por saber quién manda y
quita y pone a quienes se le antoje, por saber quién es el macho alfa y puede
joder a los demás (incluso en el sentido más vulgar, a “las” demás); no vamos a
reproducir aquí ni los nombres en liza que se están peleando como gorrinos desde
hace semanas y meses, ni la lista de represaliados cuando en algunos lugares (Comunidad
de Madrid, por ejemplo) los vencedores han laminado a los vencidos, por muy
competentes (en su línea, of course)
que puedan ser.
Nos ahorra trabajo el “apañero podemita” Luis Alegre, uno de los considerados fundadores
de la cosa (la afoto que ponemos hoy está
hecha en Vistalegre One, en octubre de 2014, con Alegre en el centro, y es, por
cierto, muy similar a la famosa afoto
de 1974 en La Puebla del Río, ya saben, la del “clan de la tortilla” del PSOE).
Decimos que Alegre nos ahorra el trabajo, por lo
directo de sus denuncias (sólo algunas, que podría haber muchísimas más) en su
artículo del pasado domingo 5 de febrero en la sección Tribuna Abierta de
“Diario.es”, que reproducimos íntegramente a continuación:
“¿Qué está pasando en Podemos?
No querría reprocharme nunca haber estado
callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el
control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir con seguridad,
porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo.
Si entra una mosca en casa y alguien aprovecha, saca una
pistola, y mata a la suegra, no cabe decir que haya matado moscas a cañonazos.
Ha cometido un crimen que nada tiene que ver con la mosca.
Puede decirse que esto es lo que está pasando en Podemos. El
actual equipo de Pablo Iglesias (que no conserva ya ni a una sola de las
personas que le hemos acompañado desde el principio) entró en Podemos con un
objetivo que sólo podía conducir a la destrucción del proyecto. Entraron tarde
y entraron mal, con la intención de excluir a todos los que no formaran parte
de su pandilla. No son más de 4 ó 5 personas, pero suficientes para dar al
traste con todo.
La estrategia que han seguido es tan simple como eficaz: en
primer lugar, acusar de "errejonista" a cualquiera que no fuera de su
estrecho círculo de confianza (que venía ya prefabricado desde fuera); en
segundo lugar, defender que todos los errejonistas deben estar fuera de
Podemos. La conclusión inevitable de esto es que todo el mundo, menos ellos,
debe quedar fuera de Podemos.
No voy a negar que, desde mucho antes de que entraran en
Podemos Rafa Mayoral, Irene Montero o Juanma del Olmo, ha habido
comportamientos desleales contra Pablo. Siempre me he enfrentado a esas
deslealtades (y nunca las perdonaré), sin importarme si venían con sello
"anticapitalista" o "errejonista". El comportamiento de
muchos "anticapitalistas" en Vistalegre I ponía de manifiesto que no
lograban entender el tipo de operación que teníamos por delante. Y disparaban
de un modo insensato contra el líder que necesitábamos.
Un tiempo después, yo mismo he sido víctima de ataques de
"errejonistas" que tampoco sentían ningún respeto ni por el
secretario general de Podemos (en términos orgánicos) ni por Pablo Iglesias (en
clave personal). Pero, desde que fundamos Podemos, no me he encontrado con nada
tan dañino para Pablo y para el proyecto como la camarilla que, a día de hoy,
está dispuesta a destruirlo todo con tal de no perder su condición de
cortesanos.
Aún no consigo entender cómo Pablo lo ha permitido. Soy su
amigo desde hace más de 20 años y sé que Pablo no es así. Lo único que se me
ocurre pensar es que sigue sin tener ni idea del tipo de cosas que se hacen en
su nombre. Pablo es un hombre de honor por encima de todo. Y cuida hasta la muerte
a la gente que considera sus amigos. Pero creo que ahora se confunde: llama
amigos a quienes no tienen más interés que el de mantener su posición
excluyente, incluso si eso implica la destrucción de Pablo (y, por lo tanto, de
Podemos).
De todas formas, voy a votar a Pablo a la secretaría general
y lo voy a hacer con entusiasmo, porque necesitamos que siga liderando Podemos.
También voy a votar a Pablo al Consejo Ciudadano porque, como cuestión
simbólica, me parece importante (y de justicia) que saque más votos que
Errejón.
Pero no me puede pedir que vote a una lista llena de gente
que, honestamente, creo que va a acabar con él y con Podemos sin miramientos.
Tampoco puede exigir que le acompañemos en el último giro truculento, tras el
que parece más sencillo entenderse en lo político con Anticapitalistas que con
Errejón, con el que trazó la estrategia con la que nació Podemos y en gran
parte contra esos mismos anticapitalistas. Entre otras cosas porque la alianza
de esas dos familias es imposible y no va a tardar en saltar por los aires. Lo
único que los une es su pertenencia común al siglo XX y su rechazo compartido a
la hipótesis que hizo posible Podemos (hipótesis que, insisto, siempre ha sido
tan de Pablo como de Íñigo).
Necesitamos un Podemos dirigido por Pablo, pero también por
Íñigo, Carolina y Nacho. Un Podemos en el que todxs asuman y respeten de verdad
el liderazgo de Pablo (cosa que no siempre ha ocurrido) y en el que Pablo sea
de verdad el secretario general de todxs (cosa que tampoco).
No me he animado a escribir un artículo como este hasta que
dos personas tan imprescindibles para el proyecto como Carolina Bescansa
(Secretaria de Análisis Político) y Nacho Álvarez (Secretario de Economía), el
día 1 de febrero, han anunciado su intención de no participar en el proceso de
Vistalegre2.
Pero, sobre todo, me ha movido ver cómo, con una lógica de
persecución del enemigo interno que recuerda a las peores tradiciones de la
izquierda, se acusaba de traidores a personas como Miguel Vila o Eduardo
Fernández Rubiño. Ambos comenzaron con esto, al igual que yo, mucho antes de
Vistalegre I; antes también de la maravillosa campaña de las elecciones
europeas; incluso mucho antes de que saliéramos a la luz aquel enero de 2014.
Siempre han estado, al igual que yo, tratando de combatir toda deslealtad,
viniera de donde viniera. No sólo Eduardo y Miguel, por supuesto, sino una
lista interminable: Pedro de Palacio, Clara Serrano, Carlos Fernández Liria,
Dani Corral, Paz Vaello y un largo etc., y que van en equipos que no son el de
Pablo o no van en ninguno. En esta situación, no podría dejar de decir, sin
sentir vergüenza, a qué creo que se debe.
En cualquier caso, digo todo esto ya desde fuera, sin más
pretensiones que las de alguien que ya ha abandonado todas las responsabilidades
orgánicas. Mi sitio está en la Universidad, con mis libros, con mis clases, con
mis alumnos y alumnas. Estos 3 años han sido años excepcionales; años en los
que se abría una clara posibilidad de cambio y todxs estábamos obligados a
darlo todo para entrar por esa rendija; años excepcionales en los que, pasado
el tiempo, uno se habría mirado a sí mismo con vergüenza si se hubiera estado
dedicando a otra cosa mientras tanto. Nunca he cobrado un solo euro de Podemos
ni he querido ocupar ningún cargo público, y estoy orgulloso de que haya sido
así.
Ahora, ya hay un partido (en guerra, pero un partido), con
sus inercias internas y sus dinámicas institucionales. La excepcionalidad del
momento en el que había que crearlo todo de la nada ha pasado. Y, por lo tanto,
los que no nos hemos dedicado nunca a la política de modo profesional, podemos
volver a nuestras tareas, las que nos dan de comer y las que nos hacen felices
(en los casos afortunados, como es el mío, en el que las dos cosas coinciden)
sin mayor cargo de conciencia. Ese es, pues, todo el interés que tengo: poder
volver tranquilo a mi oficio.
Pero no querría reprocharme nunca haber estado callado
mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control
de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque
van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo. Estoy seguro de que
Pablo se dará cuenta un año o dos después de que le hayan matado los suyos,
pero ya será tarde. No creo que este artículo cambie nada. Pero si las tareas
imposibles nos paralizaran, no habría llegado nunca el día de montar Podemos. Y
eso no va en el carácter de quienes comenzamos esta historia.”
O sea, Alegre alegra “Vistalegre Two”.
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