Alguno dirá que no es
la paciencia, sino la pachorra … ha aguantado carros y carretas a los
separatistas catalanes, sin crisparse, sin pasarse de la raya, sin broncas (se
las ha dejado todas a ellos), y con una cantinela, tan famosa ya como aquella
de “partido a partido”, la suya es el imperio de la ley, y que el Tribunal
Constitucional se ponga a trabajar.
“¡Oyes!, mano de santo”.
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