La
noticia que es de El Correo de ayer se la ponemos tal cual:
“Expulsan de España a un joven que en 2013 se fue con su
familia a combatir a Siria y que estuvo en Bizkaia entre septiembre y noviembre
La alerta saltó con una llamada de teléfono. La Comisaría
General de Información de la Policía Nacional, en Madrid, estaba tratando de
localizar a Oussama Chaara. Los investigadores sabían que había cruzado el Estrecho
en patera el 20 de agosto y que había llegado a España por el Puerto de Santa
María, en Cádiz. Tenían las últimas fotos que había colgado en las redes
sociales, pero desconocían en qué pueblo habían sido tomadas. Ni dónde estaba.
Un policía se puso en contacto con la comisaría de Indautxu para pedir ayuda.
Según las fuentes consultadas por EL CORREO, los agentes de Bilbao no tardaron
en reconocer la ciudad que aparecía en las últimas fotos. Era Durango. Comenzaron entonces a buscarle de forma urgente y, una vez localizado en el
centro de menores deAmorebieta. se estableció un operativo de vigilancia durante las 24 horas del día,
que se fijó en coordinación con un juzgado de instrucción de la Audiencia
Nacional. No era para menos.
A pesar de su juventud -en la actualidad tiene 21 años-,
Oussama y su familia son unos viejos conocidos de los servicios de información
que se dedican a combatir el yihadismo.
Todos ellos adquirieron cierta notoriedad cuando su padre, un reconocido
salafista llamado Abu Hamsa -la corriente religiosa que defiende una
interpretación radical del islam-, se llevó a Siria a su mujer y a sus dos
hijos. Su objetivo era unirse al Daesh para combatir a Bashar el-Asad.
Era el año 2013 y Oussama tenía 15 años. Su hermano Yassine, 21.
Los tres varones de la familia recibieron formación
militar. De hecho, numerosos medios de comunicación de todo el mundo
reprodujeron las fotografías en las que se podía ver a Oussama y a su hermano
entrenando con una AK-47 con otra serie de muyahidines. También se podía ver al
pequeño de la familia vestido de militar mientas apuntaba con el dedo índice
hacia el cielo haciendo el signo del Tawhid, que quiere decir «no hay más
Dios que Alá y Mahoma es su profeta». Según publicó el periódico 'Abc', los
dos mayores llegaron a entrar en combate. Pero regresaron a Tánger (Marruecos)
a finales de 2014 después de que Ahmed y Yassine resultaran heridos en una
refriega.
A su vuelta, el padre y el hijo mayor cumplieron un par
de años de cárcel en el país africano. Todos ellos estaban considerados ya por
los servicios de inteligencia como 'foreign fighters'. Es decir, combatientes
extranjeros que fueron a luchar a Siria
con los grupos terroristas. Se calcula que desde Marruecos se movilizaron unos
1.300 yihadistas. Y, de hecho, estas personas son desde hace unos años la
mayor preocupación de las fuerzas de seguridad. Precisamente, por el peligro
que entraña el retorno de estos individuos, ya formados en el manejo de armas y
explosivos, debido al declive del autoproclamado Estado Islámico.
Sin «signos de
radicalidad»
Los dos hermanos Chaara cruzaron de forma separada la
frontera. Yassine es detectado en Palma de Mallorca. Oussama pasó por
diversos destinos. Pero finalmente llegó a Bilbao
a finales del verano, aconsejado por un amigo, en un momento en el que se
estaba produciendo un incremento espectacular en la llegada de 'menas'. Según
los medios consultados por este diario, el joven se presentó en los servicios
sociales con un nombre falso -Ossama Chaca- y dice que es menor de edad.
Cuando la Policía descubre que está en Bizkaia, procede a
revisar sus archivos para ver si había sido reseñado en alguno de ellos, como
es obligatorio con todos los menores no acompañados que llegan al territorio.
Los agentes descubrieron que figuraba con otro nombre y que estaba en el centro
de Amorebieta, donde se le estableció ya un seguimiento especial. Allí, según
diversas fuentes, no mostró «signos de radicalidad» yihadista. De hecho, se
comportaba como cualquier otro chaval al que le gusta «saltarse las normas». Oussama
se marchó de Amorebieta en noviembre, poco antes de cumplir los 18 años que
figuraban en su ficha, y se fue a Guadalajara con su hermano, que también
estaba siendo investigado.
Fueron detenidos en diciembre. A pesar de las sospechas,
no se les imputó ninguna actividad ilícita. Pero, finalmente, ambos fueron
expulsados la semana pasada a Marruecos en aplicación de la Ley de Extranjería. Se les acusa de ser una «amenaza
contra la seguridad nacional».
Los comentarios sobran, pero no viene mal añadir que cosas como ésta son
las que le hacen la campaña electoral a VOX: terroristas islamista entre
nosotros, con experiencia de uso de armas de guerra en combate (lo es el fusil
de asalto AK-47), entrada en España en pateras procedentes del norte de África,
la habitual trampa de declararse menores de edad individuos que pasan de la
veintena (en este caso sólo les ha faltado pedir asilo), un auténtico
despropósito todo ello que no puede ser corregido sino con una fuerte voluntad
política, y las correspondientes decisiones, plasmadas en leyes muy
restrictivas, y, evidentemente, la voluntad de materializar la expulsión de
España de todos los inmigrantes irregulares que tengan resoluciones firmes de
expulsión pendientes de ejecutar (¿50.000 sólo en Andalucía?).
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