Yulen, el niño malagueño
de dos años, se cayó al fondo de un pozo seco de más de 70 metros, impactó con
el fondo y quedó sepultado por la tierra que arrastró en su caída.
Yulen jamás dio señales
de vida en los 13 días que ha durado el ingente esfuerzo por rescatarle, y
cuando los mineros asturianos y la Guardia Civil llegaron a él a las 01.25
horas AM del sábado 26 de enero comprobaron que no había sobrevivido a la caída.
Como ya no podemos
contar con Yulen, al menos nos queda el consuelo de comprobar la generosidad de
los españoles cuando se topan con una causa solidaria como la que ha supuesto el
intento de rescate de Yulen: parece que intervinieron 10 administraciones distintas,
muchas empresas privadas, 300 personas trabajando codo con codo “in situ”, muchísimos
voluntarios de todo tipo de perfil, la generosidad extrema de todo el humilde
pueblo al que le tocó vivir la experiencia de dolor y esperanza, que cedieron
sus casas y realizaron todo tipo de labores de apoyo, y qué decir de los ocho
mineros asturianos (nuestra segunda imagen de hoy), y de los guardias civiles que en ocasiones les acompañaron a
las entrañas del monte.
El
intento de rescate de Yulen ha demostrado una vez más lo grande que es España y
lo grandes que son los españoles.
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