El texto de a noticia (de El Correo del sábado 22 de septiembre de
2019) dice textualmente lo siguiente:
«Las elecciones las carga
el diablo», le advirtió Pablo Casado a Pedro Sánchez el miércoles. El trabajo
mefistofélico suele ser más efectivo cuando las votaciones son forzadas. Que se
lo pregunten a los exprimeros ministros británicos David Cameron y Theresa May,
al expresidente francés Jacques Chirac,
al exprimer ministro italiano Matteo
Renzi y a los expresidentes catalán Artur
Mas y andaluz Susana Díaz, que
perdieron las votaciones que habían precipitado. Contaban con sondeos
favorables, quisieron aprovechar la debilidad de sus adversarios, pero el pulso
de la calle era otro y no lo captaron.
El ‘brexit’ que nadie
esperaba. David Cameron había salido
victorioso del referéndum sobre la secesión de Escocia dos años antes, y pensó
que ocurriría lo mismo con el plebiscito sobre la permanencia del Reino Unido
en la Unión Europea. El entonces primer ministro trató de fortalecer su posición
entre los ‘tories’ y desactivar la creciente ola euroescéptica en su partido.
Convocó la consulta el 23 de junio de 2016. La mayoría de los sondeos eran
favorables, aunque al final de la campaña aparecieron avisos en sentido
contrario. Y se cumplieron. Los partidarios del ‘brexit’ ganaron con el 52% de
los votos por el 48% de los defensores de la permanencia.
Un bumerán para May. La
conservadora Theresa May tomó el
relevo de Cameron, y también quiso reforzar su posición en Westminster para
negociar en mejores condiciones la salida de la UE. Tenía una mayoría frágil de
17 diputados y era rehén de la potente facción contraria a ceder ante Bruselas.
Las encuestas eran
favorables a los ‘tories’, algunas con ventajas de hasta 20 puntos, y los
laboristas de Jeremy Corbyn vivían su enésima crisis. Empeñada en reforzar la
mayoría absoluta conservadora, adelantó las elecciones al 8 de junio de 2017 y
se estrelló. Los conservadores lograron 318 escaños, doce menos, y perdieron la
mayoría en el Parlamento. Los laboristas sumaron 261, una subida de 29. May
quedó debilitada para negociar un ‘brexit’ que sería su canto del cisne.
El error de Chirac. El
presidente Jacques Chirac adelantó
en 1997 las legislativas para reforzar la ya amplia mayoría de la derecha en la
Asamblea Nacional francesa y encarar las presidenciales de cinco años después
con una posición ventajosa. Los sondeos también eran favorables a la Agrupación
por la República.
Los socialistas, que
atravesaban un mal momento tras la derrota de Lionel Jospin en las
presidenciales, sacaron del retiro a su líder y ganaron. Obtuvieron 241
diputados por 134 de las fuerzas de la derecha, que sufrieron una derrota
estrepitosa y perdieron la mayoría absoluta. Chirac y Jospin tuvieron que
cohabitar cinco años.
La ambición de Renzi. Matteo Renzi planteó en 2016 una
ambiciosa reforma constitucional rechazada por los italianos (59% a 41%) y
renunció a ser primer ministro. Pero desde ese momento, el líder de la
izquierda se puso a negociar, sobre todo con la Forza Italia de Silvio
Berlusconi, para propiciar nuevas elecciones legislativas, aunque el primer
ministro era su correligionario Paolo Gentiloni, y cerrar el paso al Movimiento
Cinco Estrellas. El resultado fue un desastre para Renzi y su Partido
Demócrata, que perdió 223 escaños para quedarse en 122. La Liga Norte, con
Matteo Salvini de candidato, ganó con 265 diputados, y pactó con Cinco
Estrellas, segunda fuerza con 227 escaños.
El tiro en el pie de Artur
Mas. Envalentonado por el éxito de la Diada de 2012, y acosado por las
movilizaciones callejeras contra sus recortes, Artur Mas adelantó dos años las elecciones catalanas. En la cresta
de la ola soberanista, pretendía recuperar para CiU la hegemonía de los años de
Jordi Pujol. Las encuestas lo auguraban, el PSC estaba en crisis, todo estaba a
su favor. Pero Mas perdió 12 escaños y su archirrival Esquerra ganó once.
Susana Díaz mide mal. Hace
cuatro años, Susana Díaz necesitó a
Ciudadanos para gobernar en Andalucía y lo logró a la cuarta votación. En el
verano de 2018 empezó a hablar de inestabilidad, los liberales rompieron el
pacto y en octubre Díaz convocó elecciones. Los sondeos también sonreían a los
socialistas, que no vieron el ascenso de la extrema derecha. Aunque el PSOE
ganó, la suma de PP, Ciudadanos y Vox acabó con casi cuatro décadas del PSOE en
el poder.
Y aquí lo dejamos, mañana veremos como han ido las cosas.
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