Rafael Matesanz organizó,
y dirigió durante 28 años la ONT (Organización Nacional de Transplantes), que
ha sido referente mundial en la materia, porque España presenta en la
actualidad todos los récords mundiales en número de donantes y éxito en los
implantes. Sería algo así como la “marca España” en el campo de la medicina, en
el que (aunque se diga insistente y falsalmente lo contrario), no tenemos la
mejor sanidad del mundo.
No hay en España premios
nobel de medicina, ni nuestras universidades están entre la tropecientas mejores del mundo, ni
tenemos revistas científicas de calidad e interés, ni lo que nuestros médicos publican en
las extranjeras (sobre todo norteamericanas) es relevante, ni tenemos los mejores
equipamientos (salvo los donados por Amancio Ortega), ni la dotación es suficiente
(p.e. los respiradores tan escasos estos días), ni la pérdida de la “economía
de escala”, al dividirnos en 17 subsistemas, ni la cualificación de los profesionales
es adecuada (“el poder curativo del vascuence”), etc.
Nuestra
sanidad es bastante vulgar, solo es competitiva en el precio que paga en
taquilla el ciudadano, o sea, “cero pelotero”; y solo le salva, aunque solo parcialmente, que los empleados públicos del sistema, cuando llega la hora de la verdad, dan la cara y el callo (el resto del tiempo el cumplimiento de los horarios y su dedicación deja bastante que desear).
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