D.
Mariano Rajoy lo ha dejado todo, en política. En política lo ha dejado todo. En
escasamente dos semanas y media (del 1 de junio, censura, al 19 de junio, toma de posesión: 18 días) ha pasado de ser el presidente del gobierno
de la nación (de España, of course) a Registrador de la Propiedad en Santa Pola
(Alicante), su plaza en propiedad a la que accedió brillantemente con 24 años de
edad (el Registrador más joven que en el mundo ha sido).
Hasta sus más canallescos enemigos se han rendido a la evidencia, Rajoy en la persona más decente del mundo: ha renunciado al acta de diputado,
a la presidencia nacional del P.P., etc. etc.; ha renunciado a su pensión de
expresidente y a los privilegios del cargo (coche oficial, secretaria, asistentes,
escolta, etc.), a un puesto vitalicio en el Consejo de Estado … y se va a ganar
las habichuelas en un trabajo día a día, madrugando, trabajo al que se debe consagrar full time
a partir de ahora, para ponerse al día y para llegar a ser el mejor en lo suyo,
cosa a la que siempre ha aspirado y que siempre ha conseguido.
Pie de foto: D. Mariano y quien ha sido su sustituto durante años, salen de las oficinas el Registro tras la toma de posesión del 19 de junio.
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