Por
si la lectura directa del artículo de Carlos Urquijo resulta difícil, seguidamente
transcribimos de forma íntegra su contenido. Va:
“La
refundación del PP vasco
by Carlos Mª de Urquijo
Los resultados obtenidos por el PP en las últimas elecciones
generales y locales han sido los peores de la historia en el País Vasco desde
la refundación protagonizada por José María Aznar en 1989. Nos hemos quedado
sin representación en las Cortes Generales habiendo obtenido el 7,44% de los
votos y tan solo 55 concejales (5,94%) representarán a sus vecinos en los
ayuntamientos. Los mejores resultados del PP en el País Vasco se lograron en
las autonómicas de 2001 con 326.933 votos (23,12%). Desde entonces, elección
tras elección, el declive ha sido la tónica general. Esta situación ha encendido
la señal de alarma en los actuales responsables del PP vasco y, sin duda, la
preocupación es compartida por todos los que durante algún tiempo encarnamos la
defensa de estas siglas en situaciones incluso, más complicadas que las
actuales.
No tengo duda alguna que el objetivo de los actuales dirigentes
del PP vasco es el de revertir la situación para evitar la desaparición del
centro-derecha español en el País Vasco y continuar siendo el único freno
existente al nacionalismo vasco. Con esa intención se ha convocado para
septiembre una convención que, de algún modo, suponga una refundación del
partido que conecte mejor con la sociedad vasca.
Se trata de acertar con la estrategia ya que el objetivo
compartido por todos es el de contener un proyecto político, el nacionalista,
que asfixia la libertad y busca la ruptura de España.
Siendo obvia la necesidad de la refundación para evitar
convertirnos en una fuerza testimonial, no sé si el liberal-fuerismo que se nos
plantea como seña de identidad es la estrategia más adecuada para impulsar
nuestra recuperación. La actualización de los Fueros, y en consecuencia el
Concierto Económico y el Cupo, aparece en la disposición adicional primera de
la Constitución. Nadie en el País Vasco los cuestiona, mucho menos aquellos que
no votaron a favor de la Constitución. Por tanto, me pregunto: ¿el futuro del
PP en el siglo XXI pasa por el regreso a postulados del siglo XIX ya
actualizados en nuestra Carta Magna?
En mi opinión, en el País Vasco las personas que han votado y todavía
votan al PP no lo hacen pensando en que podamos ser –que lo somos
probablemente– defensores y herederos de la tradición foral y liberal. Creo que
más bien lo hacen por ser un dique de contención del nacionalismo y, sobre
todo, por ser su alternativa. Los 326.933 votos obtenidos en las autonómicas de
2001, ese 23,12% de vascos que votamos entonces al PP, lo hicimos pensando en
desbancar al PNV del Gobierno vasco, no por buscar nuestras similitudes con
ellos o convertirnos en su muleta.
Obtuvimos nuestro mejor resultado cuando frente al régimen
nacionalista y su proyecto compartido con el totalitarismo de ETA, no solo en
Estella sino en el propio Parlamento vasco haciendo a Ibarretxe lehendakari,
dijimos ‘no’. Este proyecto, a pesar de que la ETA de las balas y las bombas
fuera vencida, sigue más vivo que nunca y por eso continúa avanzando. Lo hace
de la mano en el borrador de un nuevo Estatuto acordado por el PNV con la ETA
política de Bildu y avanza también en Navarra para conseguir la Euskal Herria ansiada
por Sabino Arana, ese supremacista del que todavía se enorgullecen y con cuyo
nombre bautizan su sede.
Termino ya. Creo que si en el PP vasco aspiramos a volver a jugar un
papel determinante en la política vasca futura, más que mirar al pasado debemos
hacerlo al presente para no equivocarnos y haciéndolo veremos un panorama
desolador. Veremos un presente de ingeniería social en el que resulta casi
imposible matricular a nuestros hijos en un colegio que enseñe en español, un
presente en el que se falsea la historia común adoctrinando a las nuevas
generaciones, un presente en el que el nacionalismo invade y ocupa todos los
ámbitos de nuestra sociedad para acabar con la libertad. Creo que nuestra
misión es defender España en el País Vasco porque al hacerlo defendemos la
Libertad. España y Libertad, dos palabras que deben ser la seña de identidad en
nuestra actuación política el País Vasco porque significan lo mismo. A la
defensa de lo que significan, que en mi opinión es lo esencial, podemos añadir
lo accesorio, pero sabiendo distinguir con claridad lo uno de lo otro.”
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