Este pasado lunes
terminó la “cumbre” del G-7 en un pueblín del sur de Francia; los “líderes” mundiales
había llegado mayormente con la discreción propia del cargo y del objeto de su
viaje, salvo Mr. Trump, que se trajo su helicóptero presidencial (ese que vemos
tantas veces en la tele despegando o aterrizando en la White House o en Camp
David … y, evidentemente dando el cante,
porque traerse el juguete a Biarritz obligó a desplazar hasta Fuenterrabía un
gigantesco Boeing C-17 del Ejército USA, que es un avión carguero en el que
cabe el “Marine One”. La foto que ocupó media portada de El Correo del miércoles
21 de agosto nos puso a todos las pilas, hasta a los antisistema, que, en esta
ocasión, se tentaron la ropa antes de romper Biarritz de arriba abajo.
Desconocemos
si Trump es tan aficionado a darse paseos en helicóptero como nuestro Snchz (que no pierde ocasión, y si
no la hay, se la inventa), peno no consta que el Presidente usara el pájaro. Una
pena, por cierto, porque se podía haber venido a Bilbao en un pis pas a ver el Guggen …
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