Lo que ocurre es que todos los que pueden creer
que se la juegan, van a cogérsela (el aplazamiento) con pinzas; nadie quiere
adoptar la decisión en solitario, no sea que se equivoque, algo salga mal, y
lo pague en las urnas.
Así que nos esperan varios días de charlas,
negociaciones, "paños calientes", etc. para al final decidir entre “si o si”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario