Nunca sabremos si el negocio montado por los hijos de Chillida (por alguno más que por los otros), esto es, montar en el exterior de un caserío una exposición monográfica y permanente con algunas de sus piezas más voluminosos, era una humorada, un gesto de megalomanía o simplemente una forma de “estirar” un “modus viviendi”, que, con el artista en el reino de los vivos, tenía algún sentido, pero no después, cuando el oscuro velo del olvido comienza a causar estragos …
Sea como fuere, lo cierto es que el “Chillida lecu”, en la localidad guipuzcoana de Hernani, no podía tener ningún futuro si, como estaba ocurriendo (recuerden que cerró sus puertas el 1 de enero de 2011), se iba a dedicar al monocultivo de lo suyo; ¿se imaginan el Guggenheim de Bilbao que sólo exhibieran sus fondos propios, sin exposiciones temporales de materiales ajenos?, y quien dice el Guggen dice cualquier museo con voluntad de llegar al gran público y tener éxito en calidad de muestras y en cantidad de visitantes … si no se cambia el materia exhibido, “visto una vez” es igual a “vistas todas” (modestia aparte, nos, hemos visitado en el último medio año, desde el pasado verano, cuatro veces el Guggen-Bilbao: Anish Kapoor, La Edad de Oro de la pintura holandesa y flamenca del Städel Museum (2 veces), por cierto, magnífico “El geógrafo” de Jan Vermeer van Delft; y Haunted).
Los Chillidas, o “el chillida”-que-se-dedica-monográficamente-a-Chillida", deben estar encantados: un museo para él sólo, que se lo compre el contribuyente por 80 millones de euros (unos 13.300 millones de ptas.) y encima seguir controlando y dirigiendo la cosa, ¡manda güebos!.
Sea como fuere, lo cierto es que el “Chillida lecu”, en la localidad guipuzcoana de Hernani, no podía tener ningún futuro si, como estaba ocurriendo (recuerden que cerró sus puertas el 1 de enero de 2011), se iba a dedicar al monocultivo de lo suyo; ¿se imaginan el Guggenheim de Bilbao que sólo exhibieran sus fondos propios, sin exposiciones temporales de materiales ajenos?, y quien dice el Guggen dice cualquier museo con voluntad de llegar al gran público y tener éxito en calidad de muestras y en cantidad de visitantes … si no se cambia el materia exhibido, “visto una vez” es igual a “vistas todas” (modestia aparte, nos, hemos visitado en el último medio año, desde el pasado verano, cuatro veces el Guggen-Bilbao: Anish Kapoor, La Edad de Oro de la pintura holandesa y flamenca del Städel Museum (2 veces), por cierto, magnífico “El geógrafo” de Jan Vermeer van Delft; y Haunted).
Los Chillidas, o “el chillida”-que-se-dedica-monográficamente-a-Chillida", deben estar encantados: un museo para él sólo, que se lo compre el contribuyente por 80 millones de euros (unos 13.300 millones de ptas.) y encima seguir controlando y dirigiendo la cosa, ¡manda güebos!.
La noticia es del pasado sábado:
La familia del artista da prioridad al control en la gestión artística sobre las cifras
Luis Chillida afirma que en el mercado la colección vale el doble, pero «eso no es lo principal» ".
2 comentarios:
Cuando contemplo la escultura moderna, siempre me hago una reflexión: ¿Sentirán la misma emoción los que vean uno de estos ejemplares, que la que sentimos los actuales ante 'La Venus de Milo', 'El Gálata Moribundo' o 'El Moisés'?
El tiempo consagra el arte.
Evidentemente Chillida era un bluff.
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