En las campañas
electorales todos van de moderaditos, de buena gente, dejan su colmillo
retorcido para el día siguientes, o sea, estos días lo dejan para el 26-S …
pero algunos no se pueden reprimir.
Este pasado viernes
(aunque lo hemos sabido ayer martes), en Lequeitio (con “k” en la versión de la
neolengua naci), pueblo de la provincia de Vizcaya, se homenajeó a un
delincuente etarra que acababa de salir de la cárcel el miércoles pasado, tras
cumplir una pena privativa de libertad por sus crímenes.
Pues
bien, el terrorista, un tal Antonio Gabiola fue paseado por el pueblo en olor
de santidad, y sus amigos, o sea, los proetarras, con los de EH Bildu a la
cabeza, le hicieron un pasillos de banderas proetarras, icurriñitas incluidas, hasta
la entrada del ayuntamiento, donde culminó el homenaje en el salón de plenos, en
el que el criminal ocupó la silla del alcalde, flanqueado por la parejita (¿familiares,
hijos, amigos …?) que le acompañó por las calles.
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