Como diría el pedante
“Snchz”, ya está en marcha el reloj de la democracia, esta vez le ha dado
cuerda (¿quién sabe hoy en día qué era eso de darle cuerda al reloj?) el Sr.
Rajoy: discurso de investidura el 30 de Agosto y votaciones fallidas del 31 y del
2 de septiembre.
Tenemos dos meses por
delante, de los que el primero es “perfectamente
prescindible” (otra expresión
antológica de “Snchz”, si bien él la utilizó para definir su última
conversación con el Presidente en funciones a requerimiento de éste), porque
hasta el 25 de septiembre no sabremos qué han votado los electores en las
circunscripciones autonómicas de las Vascongadas y Galicia.
Y el resultado, sea cual
sea, ya vaticinamos que nada aportará al debate y a un posible posterior
discurso de investidura en el resto de estos dos meses que ya corren, porque
habrá argumentos antagónicos: los que salgan vapuleados dirán que los
resultados no sirven para trasladarlos al ámbito nacional porque se vota distinto
en las elecciones autonómicas que en las generales, y los que tenga buenos
resultados dirán lo contrario, o en todo caso que las tendencias sí valen.
Todos se la juegan: los
cuatro partidos nacionales, bueno, tres más el conglomerado “podemita” de las
mareas (vean nuestro post de este lunes), y en lo que respecta a los de “akí”, se la juega el PNV.
Las combinaciones son
múltiples, pero lo que realmente interesa es lo que pueda pasar de cara a que
D. Mariano pueda lograr, en un nuevo intento de investidura, la suma de algún
diputado más de los 170 de la semana pasada o quizás abstención de los
“sociatas” (Comité Federal mediante).
Casi no importa nada (al
menos al común de los españoles) si Feijoo revalida la mayoría absoluta, sólo o
con C’s; o si el PNV seguirá gobernando en Vitoria, pero no solo, quizás con el
PSOE-PSOE-EE, o quizás con el PP (más difícil), o si en ambas autonomías se
produce el “sorpasso” de los “podemistas”, que logren gobernar en compañía de
los respectivos “amigos del cambio”.
Tampoco importan mucho
las convulsiones que los resultados gallegos y de las Vascongadas puedan
suponer en los liderazgos de los partidos, que algo se podría mover al
respecto.
Todo lo relevante en los
procesos electorales del 25-S, se limita a su influencia o trascendencia en la
evitación de las terceras elecciones generales, o sea, en que faciliten la
investidura de Mariano Rajoy o no.
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