Las humillaciones a las víctimas del terrorismo
nacionalista vasco son el pan nuestro de cada día en las Vascongadas, y
habitualmente cuentan con la cooperación (activa o pasiva) del resto de los NaZionalistas
y de los NaZionalismos.
Que la policía autonómica vascongada se
considere ahora humillada porque los amigos de los etarras se concentren donde
fue asesinado un agente policial autonómico nos parece muy bien, siempre y
cuando en lo sucesivo vayan a adoptar la misma actitud cuando la persona
asesinada no sea agente policial de ellos mismos, es decir, cuando la víctima
haya sido un guardia civil, o un policía nacional, o un militar, o un persona
civil. Aunque mucho nos tememos que no llegarán a tanto.
En
todo caso, al policía autonómico asesinado frente al Museo Guggenheim se le ha
homenajeado en exceso: a ese espacio, a esa plaza, situada junto al chucho Pupy
(el de Jeff Koons), le dieron el nombre del policía. ¡Ya nos gustaría que cada
una de las casi 1.000 víctimas de la banda criminal nacionalista vasca tuvieran
su nombre inscrito en la calle, plaza o lugar en que fueron asesinados!.
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