El terrorismo nacionalista
vasco sigue vivo en la sociedad vasca, sobre todo en algunas zonas rurales de
amplia implantación etarra.
Este pasado lunes hubo gran
exaltación terrorista en Ondarroa (Vizcaya) en el recibimiento a un criminal
nacionalita vasco que volvía a su pueblo tras cumplir su pena de cárcel y, como
es de suponer, jamás mostró ningún tipo de arrepentimiento por sus delitos. La
imagen de arriba (de El Correo de este martes) muestra con claridad lo que pasó
en el pueblo.
Pero no se trata de un
hecho aislado; la plana mayor de Eta-Batasuna-Bildu, con Arny Otegui a la
cabeza, estuvo el miércoles de la semana pasada en Galdácano (Galdakao en la
neo lengua NaCi), pueblo del interior de Vizcaya, en el homenaje (“en el adiós”) a un criminal etarra que
cumplía condena en la cárcel de Badajoz y murió de un infarto mientras hacía
deporte en el mejor día para morir para un bajko
de pro, el 31 de julio.
La
imagen de aquí abajo da fe de cuanto decimos.
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