El amable lector sabe de nuestra pasión por el
deporte de las dos ruedas (¡y este verano no vamos a volver a subir el Angliru!, quizá el próximo lo hagamos),
pero ni por esas nos reconciliamos con el tiparraco que monta una en la foto de
este post.
Lo que hicieron Iñaquichu y la Infanta para
enriquecerse suciamente es una vergüenza, el perjuicio que han causado a la
institución, a la credibilidad y a la decencia que se les suponía ha sido
tremendo; en Iñaquichi (un simple bobalicón que jugaba bien a balonmano, pero
sin oficio ni beneficio) no es disculpable, ya que el tipo es un gañán del montón,
lo grave es lo de la Infanta, una individua muy bien formada y que debería dar
ejemplo.
Ella no irá a cárcel, o sí, cuando le apetezca
copular, y ya esto es, para su altivez, para su excesivo ego, para su chulería,
para su soberbia sin límite … este es ya suficiente castigo, tanto que
probablemente Iñaquichu se quede “a dos velas” durante el cumplimiento de toda su
condena, que va a ser fina.
Pero, ¡a lo que vamos! … a Iñaquichu no le queremos amnistiar, por mucho que monte en
bici, por cierto la foto está hecha en Ginebra el 21 de febrero de este año,
durante la semana que trascurrió desde la noticia de su condena a la vistilla
que le libró de entrar en prisión hasta que el Supremo resuelva su recurso.
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