El autoplebiscito de Coleta Morada y su chica
del momento es una vergüenza que pone al partido no a su servicio (que también)
sino de comparsa de sus caprichos, de sus incoherencias, de sus chulerías de “nuevos
ricos”, en definitiva de sucios intereses personales enfrentados a los de su partido,
sus militantes, sus electores y la ciudadanía en general.
Y lo han hecho sin cortarse ni un pelo, como lo
más natural del mundo; es su permanente envite, que ya cansa: o me decís que sí,
o me marcho, y si yo me marcho el barco se hunde.
La
división es palpable. Solo ha votado el 38,6% de los inscritos, y de ellos el
31,58% lo ha hecho en contra, pidiendo sus respectivos ceses. La incógnita es cómo
habrá sentado el episodio del casoplón en la sierra de Madrid de la parejita a
sus votantes, tanto los que lo han sido en las últimas elecciones, como los que
deberán serlo (para un resultado digno) en las próximas. Y parece que muy mal.
Pero, al tiempo.
Y no vamos a entrar en la cuestión de la clarísima manipulación por parte del "aparatín" morado, la ausencia de controles externos, la falta de una campaña de quienes estaban en contra ... una merdé de referéndum o consulta, más bien plebiscito facha.
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