Ayer nos dimos una
vuelta por Bilbao, bueno, una minivuelta:
de casa al kiosko de prensa, de ahí a la panadería y vuelta a casa, porque
nosotros somos personas serias que respetamos el confinamiento domiciliario
derivado del “estado de alarma”.
Además de hacer las dos
compras, hicimos también una comprobación del grado de cumplimiento de la
consigna del PNV de poner “icurriñitas” en los balcones para celebrar su mierda
de “averri eguno”; RESULTADO: FRACASO TOTAL.
Lo que no sabemos es si
el fracaso del PNV estuvo motivado por la cobardía tradicional del PNV y de sus
gentes (los de la barriga llena con el mínimo riesgo): eso de poner una “icurriñita”
de mierda en sus balcones, y que toda la gente se entere … ¡hasta ahí podíamos
llegar!; lo bueno es irse a una campa lejos de casa, disfrazarse de aldeano de
diseño y esconderse dentro del rebaño, o sea, hacer número, pero preservando el
anonimato, excepto para los que necesiten hacer méritos extras y por eso se
tengan que colocar en primera fila, a pecho descubierto para las cámaras de prensa.
O si les habrá dado vergüenza,
¡eso de irse de fiesta con 17.000 muertos! por la pandemia en el conjunto del
territorio nacional, o sea, España, de los cuales 804 muertos son de las
Vascongadas.
El
fracaso ha sido estrepitoso, solo la gente con nómina gracias al PNV ha
secundado la orden de Sabino House … y pá
dar ejemplo el mismísimo urcullín (el
lejendacari chiquitín) lo ha hecho en su casa de Durango (por cierto ha debido
de cambiar recientemente de piso, de vivienda, porque antes vivía en un adosado en el
pueblo).
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