El sábado pasado les dábamos la primicia, a Ignacio Azcuna, Iñaqui (o “iñaki” pá los suyos), le quedaban 3 días de vida, al final han sido 5, murió este pasado jueves; “he died with his boots on”, parafraseando el título de la célebre “movie” americana.
De facto había dejado de ser alcalde desde hace más de un año, sumido en la enfermedad y en la decrepitud, pero se resistía a dejar el carguito, su enorme ego era superior a su mediana inteligencia y a su mediocre educación.
De facto había dejado de ser alcalde desde hace más de un año, sumido en la enfermedad y en la decrepitud, pero se resistía a dejar el carguito, su enorme ego era superior a su mediana inteligencia y a su mediocre educación.
Solo ha tenido un mérito, supo “leer” que Bilbao no era
una ciudad aldeana, tenía muy claro que con el mensaje radical del PNV no iría lejos, y él quería ir muy lejos … quería ser el “mejor alcalde del mundo
mundial”, tenía a su favor que en Bilbao todo el mundo “metió dinero”, sobre
todo el “Estao”, España … lo mejor que tiene Bilbao es la “rive gauche” del
Nervión, precisamente los terrenos que cedió el Gobierno de Aznar, ocupados
hasta entonces por el Puerto y por Renfe, la llamada “Campa de los Ingleses”, y
zonas aledañas, que hizo posible disponer de un entorno verde, idóneo para el
Museo Guggenheim o el palacio de exposiciones que se alzó sobre las ruinas del
astillero euskalduna …
Y hasta hizo una gran trampa para el “déficit cero”: el “Plan E” (“Plan España para el Estímulo de la Economía y
el Empleo”), ensoñación torpe y fallida de ZP, destinado a
la financiación de obra nueva municipal para la creación de empleo, lo aplicó a
las obras previstas en el presupuesto anual ordinario de aquel ejercicio, es
decir, haciendo trampa consiguió que todos los españoles le pagaran la obras
del año, con lo cual destinó ese dinero a pagar deudas y atrasos y llegar el
déficit cero … ocurrente pero tramposo, como era el propio Azcuna: un aldeano
de Durango que hizo de la impostura su forma de estar en política; un conjunto
de circunstancias favorables que supo aprovechar le dio tres cosas: continuidad
en el cargo, dinero a espuertas y la posibilidad de comprar a tirios y
troyanos, empezando por los habitantes de la Villa, para lo que sólo tuvo que
aprovechar la mediocridad de un PSOE bilbaíno en recesión y un PP (el del niñito malcriado Basagoiti) desorientado que se dejó arrebatar los distritos del
centro de Bilbao, en los que siempre había ganado las elecciones.
Pie de las fotos, de arriba a abajo: con el Rey, él a lo suyo, y en plena decrepitud, hace unas semanas.
Pie de las fotos, de arriba a abajo: con el Rey, él a lo suyo, y en plena decrepitud, hace unas semanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario