Bilbaíno y cobardica, o cobardón: una cosa cada día más habitual

Los que practican deporte pasivo (en casa, frente al “plasma”, con la cervecita y los cacahuetes) tienen estos días la posibilidad de ver en la tele dos partidos: hoy uno de fútbol, entre Bélgica y España, allí; y mañana otro de baloncesto, entre el Nanterre y el Bilbao Basket, en París.

Pues bien, los futbolistas españoles, sin ningún atisbo de miedo y con toda normalidad han viajado a Bruselas, un punto más “cliente”, si cabe, tras los atentados de París del viernes, que el propia capital de Francia.

Los futbolistas españoles no han sentido miedo (y si lo han sentido se lo han tragado, que en eso consiste precisamente el ser un valiente: sobreponerse al miedo), hoy juegan su partido y desde aquí, Bilbao-Vizcaya-España, se lo agradeceremos doblemente desde el primer instante en que el balón comience a rodar.

Por contra, los jugadores de baloncesto del Bilbao (Bilbao Basket Dominion) se han resistido hasta el límite de sus posibilidades a viajar a París para disputar su partido de la Euroliga. Aunque parece finalmente que mañana sí jugarán en París (seguramente su inasistencia les reportaría tenerlos por incomparecidos, perder el partido y sumar alguna sanción adicional), pero debe quedar constancia que los baloncestistas del Bilbao, han hecho cobardemente  todo lo posible por no acercarse a la capital de Francia, para un partido menor, de clubs y de baloncesto.

Los "chicos estos altos" de Bilbao no han tenido más remedio que viajar a París, pero han seguido quejándose como cobardes de medio pelo (imagen de aquí al lado).

Ya lo ven: “marca España” versus “marca eujcadi”, gente sana, valiente y responsable, frente a cobardicas que carecen del más mínimo sentido común, de la realidad y de la decencia.
Pie de las fotos: se trata de dos capturas de El Correo de ayer, la de arriba es de primera hora de la mañana (el equipo de Bilbao anuncia que no viaja), y la de más abajo, a la izquierda, es de primera hora de la tarde, cuando la mayoría del equipo embarcó en el avión, por cierto, el más cobarde de todos un guyanés que se negó a viajar y se quedó en casa, Shawn James.