Hasta no hace mucho los
asesinos nacionalistas vascos, vulgo etarras, tenían a gala no aceptar ningún tipo de
beneficio penitenciario, que obviamente incluía no pactar con la Fiscalía
ninguna reducción de penas a cambio de nada.
Pero en estos tiempos “modernos”,
o “nuevos”, los etarras de última hora se apresuran a pactar con la Fiscalía en
un trámite muy sencillo: reconocer los hechos que se les imputan, incluido el
delito de pertenencia a banda armada, a cambio de una condena inferior a dos
años de prisión (para evitar entrar en la cárcel).
El
último en hacer esto ha sido un tal Arraiz, parlamentario vasco y jefe (al
menos hasta ahora) de Eta-Batasuna-“como·quiera que·se·llame·ahora”.
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