Todos, pero lo que se dice todos (hasta los que le criticaron duramente hace ocho meses), se congratulan hoy del gran acierto de Rajoy de aprobar los presupuestos de 2016 antes de las elecciones generales de 20-D-2015; si no lo hubiera hecho, con el carajal político que tenemos hoy en España, no habría sido posible continuar en la senda del crecimiento, y nuestra situación económica sería mucho peor en la actualidad.
Y otro gran acierto, también criticado en su momento por quienes no tienen sentido de Estado (con “Snchz” a la cabeza), fue la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, que realizó por medio de la “Ley Orgánica 15/2015, de 16 de octubre, de reforma de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional, para la ejecución de las resoluciones del Tribunal Constitucional como garantía del Estado de Derecho” (pinchar aquí encima para enlazar con el texto de la ley publicado en el B.O.E.).
Una de las deficiencias de la regulación anterior era que el Tribunal Constitucional no tenía los instrumentos necesarios para garantizar la efectividad de las resoluciones que pudiera dictar en ejercicio de su alta función jurisdiccional.
En El Correo de esta pasado miércoles hay un interesante artículo que les recomendamos leer, es subsiguiente al titular y subtitular de la imagen que hoy les ponemos.
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