Ayer la lluvia vino a salvar a Bilbao de unos de sus días más negros de cada año; el día en el que la impostura nacionalista alcanza el cenit; el día en que todos los epígonos de Sabino Policarpo Arana Goiri se ven reconocidos ante el ideal del viejo fundador del NaCismo vascongado: un bucólico paisito rural, lleno de caseríos y de aldeanos, "ajeno a la industrialización que sólo nos trajo desgracia y maketos".
Ayer llovió mucho en Bilbao y, por esa razón, los disfraces de aldeano brillaron por su ausencia, con alguna excepción, como la de la imagen.
Ayer llovió mucho en Bilbao y, por esa razón, los disfraces de aldeano brillaron por su ausencia, con alguna excepción, como la de la imagen.
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