Y no se nos ocurre mejor introducción que ponerles el texto de la magnífica presentación del libro que nos hizo Santiago González el pasado viernes en el Hotel Ercilla de Bilbao. Va:
"Buenas tardes. Al tener noticia de este libro de Aurelio por una reseña que publicó Fernando Savater en El País, me invadieron una sensación y un sentimiento. La sensación fue de urgencia. Esperé a que abrieran las librerías y fui aquella misma mañana a comprarlo.
El sentimiento fue de envidia. De una sana envidia, diría, si no fuera porque este es uno de esos tontos tópicos recogidos en este vademécum de la falsedad. No hay sana envidia. Todas son expresiones de lo más bajo de nosotros mismos, el lamento de que otro tenga lo que deseábamos para nosotros. En este caso, el talento y la ocurrencia. A mí ya me ha pasado dos veces con Aurelio Arteta: quedarme deslumbrado con uno de sus libros para luego lamentar: "Y esto, ¿por qué no se me ocurrió a mí antes?".
Mutatis mutandis es lo mismo que me pasa cada vez que leo en los papeles que Charlize Theron tiene otro novio. Envidia insana; no de Charlize, naturalmente, sino del novio nuevo. Incluso de los anteriores, que me quitasen lo bailao. Como dicen los famosos versos de Wordsworth:
"Aunque ya nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la yerba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza permanece siempre en el recuerdo."
Una vez hecha esta explicación de voto, vayamos al grano y volvamos al principio. Así pues, buenas tardes a todos y a todas, bilbaínos y bilbaínas de uno y otro sexo. O género. O génera.
He querido empezar incurriendo en uno de esos tontos tópicos de lenguaje que el feminismo oficialista ha impuesto casi en todas partes, puesto que ..." (para seguir leyendo PINCHAR AQUÍ ENCIMA).
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