Y más extraño aún si se considera que su primera
militancia “política” fue en un grupo terrorista de ultraizquierda, el FRAP
(por eso ponemos lo de “política” entre comillas y con letra cursiva).
Ya ven, del FRAP al PSOE y, de ahí, finalmente al PP.
Y parece que en todas partes metió la mano en la caja.
Una vez más en política, la realidad supera a la
ficción, y, por otra lado, una vez más se comprueba aquel viejo comentario
picajoso sobre los políticos chaqueteros, sobre todo afincados en cargos
menores.
Va: “Pero Sr.
Juan, Vd. empezó de concejal con el franquismo, con el inicio de la democracia
lo fue con el PSOE, después repitió concejalía con UCD y finalmente ha acabado
en el PP. ¡Sr. Juan, Vd. está siempre cambiando de ideas!”.
Respuesta del Sr. Juan: “¡Nooooooooooooooo!, yo nunca he cambiado de idea … porque mi única
idea es seguir siendo concejal”.
En el caso del pollo corrupto de la imagen, la idea
que siempre ha tenido es la de seguir siendo … consejero autonómico (¡que es
más que concejal!).
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