Lo
ponía de manifiesto hace unos días un periódico, o al menos lo insinuaba:
cuando “El Coletas” besa, no es que bese de verdad (salvo quizás a la Sta.
Tania, la que le ha hecho el trabajito sucio en I.U.), suelen ser besos de
Judas.
Besaba no hace mucho al otro Pablo, Echenique,
mientras le puteaba y le hacía la cama; y esta semana besaba a la candidata
“podemista” andaluza, que por cierto, ponía cara mitad de desagrado, mitad de
asco …
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