Y
más que sometidos a examen, son objeto de crítica, tanto desde el punto de
vista histórico o intelectual, como desde el punto de vista político.
Ni el Concierto Económico (una antigualla que mantuvo
Franco para Álava y Navarra, y desde el franquismo lo ha recuperado el PNV), ni
las diputaciones forales hipertrofiadas, ni el propio desarrollo autonómico, tienen
ningún sentido, sólo se explican desde el chantaje terrorista de los primeros años
’80. Y si algunos ponen sobre la mesa la reforma de la Constitución, otros
deberemos sacar a colación la supresión de los privilegios obtenidos por el PNV
escudándose en que detrás estaba la banda criminal nacionalista vasca (por
cierto, una escisión del propio PNV).
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