En
la temporada que estudiamos algo de derecho, por cierto, en Deusto, se definía
el fraude ley como el “intento de
conseguir fines contrarios a la ley, pero utilizando procedimientos aparentemente
legales”.
Las
elecciones plebiscitarias convocadas al entrar la noche este pasado lunes por
Arturín Mas, tienen todos los componentes (y perfectamente acreditados) del fraude
de ley.
Lo
sabemos todos, hasta “ellos” (o sobre todo, “ellos”), por eso han hecho un
decreto de convocatoria “limpio” (o al menos eso dicen “ellos”), pero la “suciedad”
está por todas partes desde hace meses … y se agudizará en los próximos días.
¿Se
atreverá Rajoy a impugnar la convocatoria, y paralizar las elecciones de 27-S?,
¿cuándo lo hará?, ¿esperará a algún hecho palmario como podría ser la presentación
de las candidaturas?.
Esperaremos expectantes aunque, ¡todo hay que decirlo!, no nos fiamos
nada de D. Mariano que aparenta ser de esos que creen que los problemas se
arreglan solos, basta con esperar a que los descerebrados metan la pata.
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