El PNV sabe que su “aberri eguna”
ni llena locales, ni atrae a gente joven; para conjurar la primera amenaza (en la
segunda lo tienen bastante más jodido) hace ya años que decidieron huir de los
grandes espacios abiertos y reunir a su exigua tropa de octogenarios en la
Plaza Nueva de Bilbao, en la que, merced a sus pequeñas dimensiones, y teniendo
en cuenta el gran tamaño de la carpa, las zonas no transitables y los amplios
pasillos vallados que ponen, el exiguo resto lo cubren fácilmente con unas
cuantas docenas de sillas.
Lo de las sillas es otro hallazgo NaZionalista: ocupan más espacio
que si la gente estuviera de pie, además, les vienen bien para la gran mayoría de
asistentes: jubilados bastantes "cascadetes" y sin mejor cosa que hacer el Domingo de Resurrección,
después de la misa de once.
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