Un verano más en el país vasco Español.Miedo en los pueblos, las fiestas patronales dominadas por las hordas proetarras, con la pasividad de unos, la complacencia de otros y el terror de la mayoría.
Homenajes a asesinos (en estos días se habla del de pelopincho). Peregrinaciones de los amigos de los terroristas a visitar a Otegui, por fin entre rejas. La legalidad sigue sin cumplirse, el fiscal se hace el remolón y las banderas brillan por su ausencia.
Los políticos de uno y otro signo a su bola; se ahonda la sima que divide a los constitucionalistas vascos.
El chantaje terrorista continúa: “la carta” siempre llega a su destino. El terrorismo callejero no cesa.
Ibarreche pensándose como engañar a su presidente para que le deje seguir con su referéndum de la señorita Pepis, ese que no tiene sentido, ni es legal, ni sirve para nada, salvo para mantener la tensión social y política que tanto gusta a los más fachas del PNV y restante nacionalismo radical.
La sociedad a la espera del próximo asesinato de la banda criminal, que hace ya siete meses que no matan a nadie (los últimos dos jóvenes en la T-4 el pasado diciembre), pero el proceso de paz y las conversaciones siguen, a pesar de que, poco después de las municipales de 27 de mayo, nos anunciaron que su segunda tregua-trampa se había terminado … (¡como si hubiera existido alguna de vez, pero de verdad!).
Por lo demás todo bien, el verano en el norte es fresquito, y también tenemos nuestros días de playa y nuestras noches de jarana. ¿Qué más se puede pedir?, ¿quién da más?, ¡hagan juego señores!.
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