Rosa Díez, una socialista consistente y consecuente

Conocí a Rosa Díez en mayo o junio de 1983.

Ella era, por aquel entonces, Vicepresidenta de las Juntas Generales de Vizcaya, el genuino Parlamento Foral Vizcaíno, si es que se quieren reconocer las auténticas instituciones históricas de esta región, y actualizarlas en el marco de los nuevos tiempos que, en el ámbito de lo jurídico-político, es la Constitución Española de 1978. Y yo, por aquel entonces, me daba de vez en cuando un paseo por Guernica, visitaba la tribuna para el público y asistía a las sesiones plenarias, en las que resultaba muy interesante ver como evolucionaba el PNV de la época, en el que era hombre fuerte el Diputado General Macua.
He seguido la trayectoria Rosa Díez en estos muchos años, no tan de cerca como hubiera deseado, pero lo suficiente como para comprobar que es una gran mujer y una socialista consistente y consecuente.
Sus ideas socialistas están por encima de la poltrona, y del pesebre, y de la nómina segura (y abultada) a final de mes, del partido o de las instituciones a las que se accede vía partido.
El PSOE de Zapatero no va por donde debe, y el espectro que dirige (¿o lo hace Ferraz?) Pachi L., menos aún. Lo lógico y lo decente, para Rosa, es dejarlo y dejar también su nutricio escaño en el Parlamento Europeo; y así lo ha hecho: honestidad, dignidad, decencia, valentía … o sea, en dos palabras, Rosa Díez.
Pie de afotos: La líder real del socialismo vasco y la líder virtual del socialismo español. Todo parecido entre ambas es pura casualidad.