(Ausente por vacaciones y desentendido del blog, el día 28 de agosto, llegó el siguiente mensaje por correo electrónico):
Hace hoy un año, día de San Agustín, me reincorporé a mi puesto de trabajo, en el Hospital de Galdácano.
Con gran sorpresa me encontré con que Loyola de Palacio estaba ingresada, sometida ese día a los refinados instrumentos de tortura que la moderna tecnología médica llama procedimientos diagnósticos y “pruebas”.
Decidí que era mejor esperar al día siguiente para pasar a saludarla en su habitación ...... pero ese mismo día las cifras de sus analíticas no dejaban resquicio a la duda, y lamentablemente casi ni a la esperanza.
No la vi, se me escapó de alta voluntaria, se marchó, rumbo a su destino.
Descanse en paz.
Alguna amiga me llamó, al enterarse de su estancia en mi hospital.
La más genuina fue una de ellas, algo pija, de Madrid, que me preguntó si el Hospital de Galdácano era “bueno” ...... yo le expliqué como pude el funcionamiento de la sanidad pública, con hospitales y áreas sanitarias unidos, sin posibilidad de elección.
Mi amiga, la pija, respondió : “¡Pues eso es stalinismo!”.
Que doña Esperanza la guarde por muchos años.
Eloísa
Hace hoy un año, día de San Agustín, me reincorporé a mi puesto de trabajo, en el Hospital de Galdácano.
Con gran sorpresa me encontré con que Loyola de Palacio estaba ingresada, sometida ese día a los refinados instrumentos de tortura que la moderna tecnología médica llama procedimientos diagnósticos y “pruebas”.
Decidí que era mejor esperar al día siguiente para pasar a saludarla en su habitación ...... pero ese mismo día las cifras de sus analíticas no dejaban resquicio a la duda, y lamentablemente casi ni a la esperanza.
No la vi, se me escapó de alta voluntaria, se marchó, rumbo a su destino.
Descanse en paz.
Alguna amiga me llamó, al enterarse de su estancia en mi hospital.
La más genuina fue una de ellas, algo pija, de Madrid, que me preguntó si el Hospital de Galdácano era “bueno” ...... yo le expliqué como pude el funcionamiento de la sanidad pública, con hospitales y áreas sanitarias unidos, sin posibilidad de elección.
Mi amiga, la pija, respondió : “¡Pues eso es stalinismo!”.
Que doña Esperanza la guarde por muchos años.
Eloísa
1 comentario:
Estoy segura, Fer, que muchos más trabajadores del Hospital se acuerdan de su simpatía y entereza, pese a la adversidad de saber que su diagnóstico era determinante de un final doloroso e inmediato.
Ana Z.
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