La lealtad es una de las virtudes más apreciadas en las relaciones humanas; en pura consecuencia, debería serlo también en todas las manifestaciones de la conducta, pero, al parecer, no está bien considerada ni en la política en general, ni en las relaciones institucionales en particular.
Parece mentira pero es así, aunque éste ha sido (queremos creer) un descubrimiento relativamente reciente, sólo así se explica que determinadas leyes, algunas fundamentales para la organización armoniosa de las relaciones entre los diferentes entes territoriales que tenemos en España, no hayan previsto un sistema de sanciones para evitar incumplimientos y fricciones.
Que la Ley de Banderas no se cumple en una buena parte del territorio nacional ya no es noticia, porque está a la orden del día. Que el gobierno de Vitoria no cumple la Ley del Cupo cuando le apetece, es algo que vimos durante meses al realizar descuentos unilaterales en los primeros años del Gobierno de R. Zapatero. Que en materia de educación los nacionalistas (todos los que tenemos en España) manipulan los textos escolares y no funciona la alta inspección del Estado ... y así ... Muchos han tardado años en darse cuenta de con quien se juegan los cuartos y, por desgracia, muchos otros permanecen aún en Babia.
Que la Ley de Banderas no se cumple en una buena parte del territorio nacional ya no es noticia, porque está a la orden del día. Que el gobierno de Vitoria no cumple la Ley del Cupo cuando le apetece, es algo que vimos durante meses al realizar descuentos unilaterales en los primeros años del Gobierno de R. Zapatero. Que en materia de educación los nacionalistas (todos los que tenemos en España) manipulan los textos escolares y no funciona la alta inspección del Estado ... y así ... Muchos han tardado años en darse cuenta de con quien se juegan los cuartos y, por desgracia, muchos otros permanecen aún en Babia.
¿Hubo en la Transición un exceso de optimismo antropológico?, ¿ha llegado el momento de ponernos serios y evitar abusos?, ¿quien se atreverá a poner el cascabel al gato?, porque la solución al problema aun sencilla de diseño es compleja en su materialización: modificar todas las leyes en que se establecen compromisos para comunidades autónomas o ayuntamientos que, a la vista de la experiencia, se niegan a cumplir, incorporando un capítulo sobre el régimen sancionador de incumplimientos, o (segunda fórmula) una ley específica para regular esta materia sancionadora, o (tercer opción) modificar el Código Penal. Problema: los destinatarios de la norma, los antisistema, están dentro del sistema, son fuertes, están hipervalorados, primados electoral, política y económicamente... y la van a montar. ¿Quien le va a poner el cascabel al gato?.
Pie de las fotos: arriba, 200 desgarramantas queman retratos del Rey en Barcelona el 13-09-07; abajo, Sabino Arana pasó una temporadita entre rejas.
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