Parece que ocurrió hace pocas semanas, pero han pasado realmente seis años desde aquella fatídica sobremesa (hora de España), en la que 3.000 ciudadanos de diversos países del mundo, mayoritariamente norteamericanos, todos ellos víctimas inocentes, fueron asesinados en las Torres Gemelas de Nueva York, en el edificio del Pentágono y en el avión que se estrelló en Pennsylvania. ¡Seis años ya!.
Dos ideas que vienen a cuento: el planeta se nos ha quedado pequeño, para dar la vuelta al mundo ya no se requieren 80 días, ni siquiera 80 horas (lo del jet lag es otra cosa) y, segundo, los países libres, las sociedades abiertas y democráticas, dan demasiadas facilidades a los malvados: el "buenismo" ñoño que nos impregna es pior que el caballo de Atila. La consecuencia es que cada día se reduce más el margen entre los conceptos de libertad y seguridad, puede que si arrecia la ofensiva terrorista del islamismo más radical, acabemos sacrificando a la primera en aras de la segunda, para que esto (que nadie desea) no llegue a ocurrir nunca no nos queda otro camino que la lucha hasta la derrota final de toda forma de terrorismo, sólo entonces habrá llegado el momento de hablar de la "Alianza entre los Civilizados", que es algo cualitativamente distinto a lo que vocea por ahí nuestro bien amado Presidente del Gobierno de la Nación.
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