Veíamos este sábado (y antes, el viernes, en las ediciones electrónicas) la noticia de Odón Elorza, inmediato ex-alcalde de San Sebastián, tras 20 años en el cargo, "paseando" por su último pleno municipal con su cabeza en una bandeja de plata, dicho sea en sentido figurado, pues no representa otra cosa su anuncio de que va a "renunciar a su acta de concejal”, tras ser imposible que revalide el cargo de alcalde y tras no admitir su partido que se convierta en portavoz de la oposición municipal … para D. Odón hay una cuestión de dignidad personal detrás de las actitudes de su partido desde el domingo de la semana pasada, en que el Alcalde perdió las elecciones.
Al escribir estas líneas nos viene a la memoria que el viernes anterior a las votaciones, o sea el 20 de mayo, a las 14.00 ó 14.15 vimos a D. Odón a la puerta de un bar en San Sebastián, en Gros, consultando su teléfono móvil … fue un encuentro de sopetón, y no acertamos sino a decirle una frase agradable y llena de ánimo, porque lo tenía el hombre bastante jodido, su respuesta fue amable y parecía esperanzada, pero …
Comprobar como han evolucionado las cosas en menos de una semana, comprobar el desapego y la ingratitud de los partidos para su gente, es más, para su gente que lo ha sido todo y que lo han dado todo, es ciertamente desalentador. Y lo decimos desde la distancia ideológica, porque los posicionamientos políticos de D. Odón siempre nos han parecido muy desafortunados … los últimos sobre “sortu” y “bildu” singularmente. Y no nos consuela que en todas partes cuezan habas: lo de la ingratitud es posición común en toda la casta política española, en el mismo San Sebastián ayer ocurrió con María San Gil, hoy con D. Odón y mañana con cualquier otro.
Realmente, en materia de actos políticos positivos de D. Odón, el único realmente merecedor de elogio, sin ningún tipo de reparo, fue cuando en marzo de 1992 (hace 19 años) se enfrentó a un grupo de encapuchados que estaban quemando un autobús urbano, en uno de aquellos episodios habituales de la llamada “cale borroca”. Pero fue "flor de un día": aquel gesto hizo famoso a D. Odón, generó un aprecio indudable en toda España y fue reconocido por la ciudadanía de San Sebastían, pero después humo, y solo humo.
Al escribir estas líneas nos viene a la memoria que el viernes anterior a las votaciones, o sea el 20 de mayo, a las 14.00 ó 14.15 vimos a D. Odón a la puerta de un bar en San Sebastián, en Gros, consultando su teléfono móvil … fue un encuentro de sopetón, y no acertamos sino a decirle una frase agradable y llena de ánimo, porque lo tenía el hombre bastante jodido, su respuesta fue amable y parecía esperanzada, pero …
Comprobar como han evolucionado las cosas en menos de una semana, comprobar el desapego y la ingratitud de los partidos para su gente, es más, para su gente que lo ha sido todo y que lo han dado todo, es ciertamente desalentador. Y lo decimos desde la distancia ideológica, porque los posicionamientos políticos de D. Odón siempre nos han parecido muy desafortunados … los últimos sobre “sortu” y “bildu” singularmente. Y no nos consuela que en todas partes cuezan habas: lo de la ingratitud es posición común en toda la casta política española, en el mismo San Sebastián ayer ocurrió con María San Gil, hoy con D. Odón y mañana con cualquier otro.
Realmente, en materia de actos políticos positivos de D. Odón, el único realmente merecedor de elogio, sin ningún tipo de reparo, fue cuando en marzo de 1992 (hace 19 años) se enfrentó a un grupo de encapuchados que estaban quemando un autobús urbano, en uno de aquellos episodios habituales de la llamada “cale borroca”. Pero fue "flor de un día": aquel gesto hizo famoso a D. Odón, generó un aprecio indudable en toda España y fue reconocido por la ciudadanía de San Sebastían, pero después humo, y solo humo.
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