El martes comenzó la cuenta atrás para el cambio de régimen político en Vascongadas. Se acreditaron 25 parlamentarios, con lo que dio comienzo la “cuenta atrás” para la convocatoria del primer pleno de la nueva legislatura. Y el primer signo de colaboración PSE-PP se hizo patente: el PP prestó un parlamentario al PSE, ya que les faltaba uno, Eguiguren, ausente por un viaje.
El pleno inaugural se celebrará en la primera semana de abril. Y lo primero que se hará es la elección de la nueva Mesa. Se discute si el cargo de Presidente debe ser para el PP (se lo pide Basagoiti) o para el PNV (partido más votado), pues, si se nos permite la opinión, diremos que, aunque nos gustan las tradiciones y por tanto nos parecería razonable que un peneuvista presida la cámara, hay, en este caso, razones que nos (les) deberían llevar a lo contrario, a que, por ejemplo Carmelo Barrio sea el Presidente del Parlamento Vasco, que realmente se lo merece, por su trayectoria y por su experiencia.
El PNV utilizó de una manera muy sucia la presidencia del parlamento, sobre todo en la época de Atucha, cambió “ad hoc” todos los procedimientos necesarios con ánimo de favorecer a los gobiernos de Ivarreche en minoría, violentó el parlamento, actuó dictatorialmente e incumplió obligaciones esenciales, que le llevaron a condenas penales por la comisión del “delito de desobediencia grave”, o sea, un angelito el muy capullo.
Ahora que los ciudadanos han encomendado a sus representantes una revisión de las políticas NaZionalistas (de todas), sería muy conveniente, incluso muy necesario, que una persona de ideología distinta al NaZionalismo sabiniano asuma la presidencia del parlamento vitoriano: tiene que desfacer entuertos, corregir las malas prácticas de sus predecesores, especialmente del mentado Atucha, modificar resoluciones de carácter general de interpretación del reglamento que, literalmente, lo que hacen es vulnerarlo.
La Presidencia de un Parlamento, aun regional, tiene un contenido más allá de lo representativo o testimonial, manda mucho, y como los presidentes del PNV han mandado mucho y mal, han abusado de sus privilegios (algo muy NaZionalista, está en su naturaleza) … en la novena legislatura autonómica que ahora se inicia, el cargo deberá recaer necesariamente en alguien de actitud y talantes distintos. Insistimos, ¿qué tal Carmelo Barrio?.
El pleno inaugural se celebrará en la primera semana de abril. Y lo primero que se hará es la elección de la nueva Mesa. Se discute si el cargo de Presidente debe ser para el PP (se lo pide Basagoiti) o para el PNV (partido más votado), pues, si se nos permite la opinión, diremos que, aunque nos gustan las tradiciones y por tanto nos parecería razonable que un peneuvista presida la cámara, hay, en este caso, razones que nos (les) deberían llevar a lo contrario, a que, por ejemplo Carmelo Barrio sea el Presidente del Parlamento Vasco, que realmente se lo merece, por su trayectoria y por su experiencia.
El PNV utilizó de una manera muy sucia la presidencia del parlamento, sobre todo en la época de Atucha, cambió “ad hoc” todos los procedimientos necesarios con ánimo de favorecer a los gobiernos de Ivarreche en minoría, violentó el parlamento, actuó dictatorialmente e incumplió obligaciones esenciales, que le llevaron a condenas penales por la comisión del “delito de desobediencia grave”, o sea, un angelito el muy capullo.
Ahora que los ciudadanos han encomendado a sus representantes una revisión de las políticas NaZionalistas (de todas), sería muy conveniente, incluso muy necesario, que una persona de ideología distinta al NaZionalismo sabiniano asuma la presidencia del parlamento vitoriano: tiene que desfacer entuertos, corregir las malas prácticas de sus predecesores, especialmente del mentado Atucha, modificar resoluciones de carácter general de interpretación del reglamento que, literalmente, lo que hacen es vulnerarlo.
La Presidencia de un Parlamento, aun regional, tiene un contenido más allá de lo representativo o testimonial, manda mucho, y como los presidentes del PNV han mandado mucho y mal, han abusado de sus privilegios (algo muy NaZionalista, está en su naturaleza) … en la novena legislatura autonómica que ahora se inicia, el cargo deberá recaer necesariamente en alguien de actitud y talantes distintos. Insistimos, ¿qué tal Carmelo Barrio?.
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