Tras las elecciones del 1-M, primer aviso de la criminalidad NaZionalista

La banda criminal Nacionalista vasca ha permanecido en un cierto silencio desde hace varias semanas, seguramente para no influir en el resultado de las elecciones regionales del 1-M; porque, en función de a quien asesinaran, se elevarían las simpatías populares y los votos a favor de los más próximos a la víctima, como se demostró con el alevoso asesinato de Isaías Carrasco dos días antes de las elecciones generales de 9-M-08. Y es seguro que los criminales, que son unos hijosdeputa, pero no tontos, no deseaban reproches futuros de los suyos (de los del Partido Institucional Vasco), porque para asentar a Ivarreche hubieran tenido que matar a un NaZionalista, y, por contra, todo asesinato de un no nacionalista mandaría a la calle a los del Ivarreche. ¿Trampa saducea?.
¡Ah!, ¿y lo de Ignacio Uría?, irrelevante electoralmente, la “memoria histórica” de la gente de la rúa tiene no más de un par de semanas de recorrido.
Pero el escenario es ya distinto, ya no estamos ante un gobierno regional que apuró las fechas de convocatoria electoral para salvar la cara de un lejendaccary que hizo el ridículo con su mierda de “roadmap” (hoja de ruta), después de haber fracasado antes con su “plan”.
El escenario ahora es muy distinto: el de un gobierno dirigido por un socialista, esperemos que sin complejos por apellidarse “López Alvarez” y no saber vascuence unificado, y sin síndrome de Estocolmo; con el inestimable apoyo de las buenas gentes del PP vasco, que son, precisamente, los vascos que más han sufrido la criminalidad nacionalista en su más tenebrosa expresión, acompañada del desprecio del NaZionalismo de barriga llena, moqueta y gran sueldo a costa del contribuyente.
Y en este escenario la banda criminal nacionalista vasca es posible que tenga grandes deseos de volver a hacerse presente para condicionar el futuro del primer gobierno vasco no nacionalista.
Ayer de madrugada los criminales NaZis nos dieron ya el primera aviso ... “sólo” dos kilos de explosivos en la muro exterior de la casa de un empresario en Amorebieta. Lo dicho: sólo un aviso.