Ayer
El Mundo tuvo embargada su portada (y las informaciones que de la misma
colgaban) hasta las 03.00 o’clock A.M., aunque, todo sea dicho, no estuvimos
por la labor de esperar tanto, así que hasta ver la edición impresa, a
media mañana, no nos enteramos de la noticia: “La Policía vincula cuentas en
Suiza de Pujol y Mas con la corrupción de CiU”.
Faltaríamos
a la verdad si dijéramos que nos ha sorprendido la mala nueva: la corrupción en
la clase dirigente NaZionalista catalana es algo conocido “vox populi”, y no
sólo porque lo dijera en su día el expresidente Maragall en un debate en el
pleno del parlamentito regional: “Ustedes tienen un problema y este problema se llama tres por ciento”.
Ocurrió
en marzo de 2005 en el pleno monográfico dedicado a los desprendimientos
del metro en el barrio de El Carmelo, y desde entonces se ha disparado el furor
“convergente” hacia la independencia, con dos claros objetivos: huir hacia
adelante, y que el debate público se dirija al independentismo, no a la gestión
y control de la política autonómica y/o de la decencia de sus dirigentes
regionales, y, por otra parte, en el hipotético caso de que la independencia se
pudiera alcanzar, ya que el régimen allí instalado controla férreamente los
medios … mejorar (léase “incrementar”) los ratios de la corrupción y del
enriquecimiento corrupto de ciertos personajillos y de ciertas familias que
allí tienen instalados sus reales.
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