Francisco Javier López Álvarez, tal es su nombre de verdad,
no “Pachi”, ni “Patxi”; el nombre que figura en el Real Decreto con su nombramiento
como presidente regional del gobierno vasco, y el nombre con el que firma todas
las resoluciones administrativas, decretos, órdenes y demás en el boletín
oficial de la Comunidad Autónoma.
Pues bien, el en muy breve ex presidente autonómico, ha
decidido incumplir la ley por la brava y pagar la extra de Navidad a sus
funcionarios: es su último acto de oposición arriscada al gobierno de la nación
(que en los últimos meses han sido varios), cosa que, por cierto, no hacen ni
el PNV, ni siquiera Bildu.
No se sabe si esta última mamarrachada de López es por
vengarse del PP, que le aupó a la presidencia regional y, tras retirarle su apoyo,
le obligó a convocar unas elecciones que le han supuesto un descalabro, aunque
no mayor que los descalabros sociatas
en Galicia y Cataluña, o por su ardor socialista, ya que en el 2010 López bajó
un 5% el sueldo a esos mismos funcionarios, pero, ¡claro!, entonces mandaba en
España Zapatero.
La decisión de pagar la extra la ha tomado López en barbecho,
pero el lendacary, cualquiera que sea (NaZionalista o sociata), siempre ha tenido, tiene y tendrá un abogado que le
escriba; es más, que le escriba un informe que diga lo que el jefe quiera que
diga.
No se sabe si el informe de encargo le exonera (pretendidamente)
a López de responsabilidades, incluso de tipo penal por prevaricación, pero mal
asunto es este de incumplir las leyes y mala imagen ante el mundo la que da López
de una España ingobernable porque cada cual puede hacer de su región una taifa
que va por libre.
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