Estábamos hartos de las peroratas “buenistas” del diputado socialista
madrileño Antonio Miguel Carmona, que viene (¿venía?) a ser el “rostro amable”
del PSOE en las múltiples tertulias televisivas en las que participa , desde
Tele5 a Intereconomía; con su carita de niño bueno que nunca ha roto un plato,
solía quitar importancia a los diversos episodios de corrupción del PSOE, al
tiempo que cargaba las tintas en los del PP; la verdad es que “olía” lo suyo en su defensa a ultranza de la gestión de la Junta de Andalucía en la gran “merdé”
de los EREs fraudulentos que han enriquecido a múltiples cargos socialistas
andaluces, y a sindicatos y sindicalistas, todo ello a base de robar a los
parados cientos de millones de euros, pero ¡por fin!, se han aclarado las
cosas: en directo, en tiempo real, mientras participaba en esos debates
amañados, con datos falsos, con información manipulada, recibía instrucciones
precisas de los propios responsables de la corrupción de los EREs fraudulentos,
a través de mensajes de móvil.
Toñito-Miguelín Carmona venía haciendo el mismo papel de Ramonchu
Jáuregui con relación a ZP: cubrir las espaldas al jefe, poner cara de bueno
mientras transmitían informaciones falsas en entrevistas, tertulias y debates,
es decir, poner el rostro de credibilidad a la gran estafa intelectual y
material (juridico penal) del socialismo español de finales del siglo XX y
comienzos del XXI.
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