A raíz de unas inocentes fotos que le hicieron veinte años
atrás, con alguien que después sería condenado por narcotráfico, a alguien que después
llegaría a ser presidente autonómico … se desató en la pasada Semana Santa una
tormenta en una taza (very typical!) de ribeiro.
Pocos días después El
Correo ("Fotos que quizá nunca debí hacerme") publicó una
pequeña serie de fotos inapropiadas (¡podría haber miles sólo de políticos
españoles de todas las tendencias y regiones!), unas inapropiadas de origen (que
no sería el caso), y otras sólo una vez trascurridos años (¡vamos como los jeans
acampanados, los tupés años setenta o los bigotes tipo “iñigo”!), que sí sería
el caso.
El problema es que si somos complacientes con nosotros
mismos, con nuestras pintas o con nuestras amistades de décadas atrás, que un
periódico supuestamente serio (¿lo es El País?) publique fotos de ese tipo para
desprestigiar a alguien no deja de ser una tomadura de pelo, y no deja de ser
un insulto a la inteligencia colectiva de los españoles.
Pero, en todo caso, ¡controlen con quien se hacen fotos este
verano!, bueno, con quien, cómo, en que circunstancias, con qué ropa, sobre todo
si es escasa (tanta la propia como la de los acompañantes ¿y “acompañantAs”
habría qué decir a modo de homenaje a la inane ministrilla de ZP, miss Aído?).
Pie de foto: se trata de una de las instantáneas del artículo citado de El Correo, el individuo es el Consejero de Turismo de Baleares, con los testículos de ciervo que acababa de cazar sobre su augusta cabeza, y parece que se ha tiznado la cara a lo Rambo con la sangre del pobre animal.
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