"Samuel es un corredor detallista: mima la nutrición, la aerodinámica, la biomecánica, la fisiología y la tecnología. Tiene 35 años, edad de jubilado ciclista, pero sigue a la última. Y ahora la moda que viene es el plato ovalado.
Las bicicletas siempre ha tenido un reto mecánico: adaptar las piernas del ciclista al movimiento circular de los pedales. Con el plato tradicional se producen dos puntos muertos: cuando la pierna esté en el punto más alto y cuando se sitúa en el punto más bajo. Ahí se pierde fuerza. Inevitablemente. La pelea científica en la lucha contra esos puntos muertos tiene ya un siglo: el primer plato no circular lo movió en 1913 el ingeniero E. Rocca. Su proyecto no perduró, pero echó la semilla.
En 1993, el francés Talo aportó su versión. Le costó convencer al gremio ciclista, hasta que en 2004 el estadounidense Bobby Julich dio el paso. Después le han seguido Wiggins, Froome, Porte, Millar, Brajkovic, Vinokourov, Thomas... y ahora Samuel Sánchez. «No sé –cuenta al ciclista del Euskaltel–. Dicen que va bien, que mejora el rendimiento. No sé. Wiggins, que lo llevaba usando tiempo, ahora lo ha quitado. En cambio, Froome sigue con él».
En el fondo, Samuel confía en el cambio, en el ‘O.symetric’, que así se llama el plato ovalado. Los datos de rendimiento avalan el invento: aumenta el 10 % la potencia, incrementa la velocidad en llano el 0,7 % y el 0,9% en las subidas. Además, reduce la producción de ácido láctico (y por tanto la fatiga) el 12%.
Pedaleo redondo
Visto así, parece un paso adelante. Las piernas del corredor pasan mucho más rápido por los puntos muertos. Reducen esa transición y consiguen un pedaleo rendondo, pese a que el efecto visual es justo el contrario. En este caso es mejor no mirar. Basta con sentir. «Dicen que a los esprinters les va muy bien. En cambio, en el velódromo no lo usa nadie», aporta Samuel Sánchez. No lo confirma –no quiere dar pistas a los rivales–, pero le gusta el invento.
Aunque tiene pegas: los platos tradicionales suelen tener 53 dientes en la catalina grande y 39 en la pequeña. La multiplicación del ovalado es 52 y 42. El ‘52’, en su peculiar giro, es como usar a la vez un 57 y un 52, en función del grado de la pedalada. Exprime mejor la acción del músculo. Pero el ‘42’ es excesivo cuando la etapa se mete en repechos que superan el 15% de desnivel. Obliga a los mecánicos a colocar piñones muy grandes en la rueda trasera. Así, la cadena va demasiado cruzada y tensa. Nada es perfecto.
Aunque algunos, como ahora Samuel, creen que ese defecto para tramos tan breves queda compensado con la rentabilidad que el plato ovalado da en el resto del recorrido. Están convencidos de que ahora se come mejor en un plato ovalado. ELGOIBAR. «No se come en plato pequeño». Consejo de un viejo ciclista a un debutante. El plato, en el ciclismo, es el engranaje dentado por donde corren la cadena y giran los pedales. El corazón de la bicicleta. Y hay dos: el grande y el pequeño. Con el mayor se corre más, pero también cuesta más moverlo. De ahí la frase: «No se come en plato pequeño».
Para mejorar hay que entrenarse con el plato grande, con el que duele, con el que te ganarás el sustento. Eso dice la vieja teoría. La bicicleta, inventada en 1817 por el alemán Von Drais, es un artilugio tan sencillo como perfecto. No es fácil pulirlo. La fibra de carbono, los pedales automáticos y ruedas cada vez más rígidas han logrado máquinas casi inmejorables. Cuesta dar un paso más. Ahora, con ciclistas como Wiggins y Froome, ha llegado un nuevo tipo de plato: el ovalado. Ni grande, ni pequeño: ovalado. Dice Jean-Louis Talo, su diseñador, que es el futuro. El nuevo menú.
Samuel Sánchez los usa. «Estoy a gusto con estos platos», dice. Es el único corredor del Euskaltel que ha dejado los platos circulares, los de siempre. Cambió tras la caída que le apartó del Tour 2012. Ese parón le trajo la tentación. ¿Si a Wiggins y Froome les va bien, por qué no a mí? A por ellos. «La verdad es que no he notado mucho el cambio. Lo que sí noto es cuando vuelvo a pedalear con los platos circulares. Entonces me siento raro», comenta".
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