Hace ya muchos años que los equipos ciclistas se han convertido en empresas que tienen una amplia plantilla en la que los ciclistas son minoría: están los directivos, el personal de gestión, los técnicos, los mecánicos, los médicos y fisioterapeutas, el personal auxiliar (desde conductores de los vehículos a personal de administración), etc. Hay además una gran cantidad de elementos materiales en juego: locales, vehículos ...
En estas empresas lo de menos es el color del maillot que visten los ciclistas, que puede cambiar de un año para otro, es decir, los corredores lucirán la publicidad del mejor postor.
Pasó a la historia aquella vieja mecánica de que cuando alguna empresa deseaba montar un equipo ciclista lo tenía que hacer desde cero ... y al terminar volver a cero, es decir, liquidar hasta el último radio de la última rueda de repuesto, cuando la aventura tocaba a su fin.
Lo que vale de un equipo ciclista es el esqueleto de su estructura, el "know how" y las autorizaciones administrativas y licencias de que disponga; todo lo demás es tangencial y secundario, como lo importante de un periódico es su cabecera o de un banco su ficha bancaria, que no es más que la licencia administrativa del Banco de España que le permite operar como banco.
Así que Ferchu Alonso ha comprado un "ficha" de un equipo en liquidación ... y una vez sea su propietario, le cambiará de nombre, lo residenciará en Asturias, respetará los derechos de todos los profesionales ... pero a medida que vayan concluyendo sus contratos ¡se verá!, fichará a figuras, buscará nuevos patrocinios (¿algunos de los que le financian a él en la f1?), conseguirá nuevas subvenciones ...
Si Ferchu Alonso ya nos caía bien, ahora, simplemente, nos ha dejado épatés.
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