Si
no fuera por aquello de que no se debe jugar con las cosas de comer, nos
encantaría dejarle a “El Coletas” que fuera presidente del gobierno de la
nación durante medio año, seis meses de ná,
pá ver lo que arresulta.
No
será necesario, si desde una perspectiva meramente teórica, académica, el
resultado sería un gigantesco salto atrás en la recuperación económica y un
hundimiento rápido de la sociedad española, además de su desmembración; tenemos
además un modelo, ya no teórico, sino práctico y además muy cercano, que
acredita que el populismo demagógico es capaz de arruinar un país en menos de
seis meses: el gobierno de Alexis Tsipras.
Esta semana va a ser de aúpa en Grecia: “corralito”,
bancos y Bolsa cerrados, referéndum el domingo (5 de julio), campaña del
referéndum … y, sobre todo, y lo que es más dramático: el amigo de “El Coletas”
no ofrece una solución alternativa …
… porque la alternativa no puede ser que Grecia
siga viviendo como parásito de las demás naciones europeas; los griegos en el
pozo de la corrupción (a todos los niveles y en todas las capas sociales), la
economía sumergida, el impago de impuestos, la retirada masiva de fondos, las
pensiones desde una edad muy joven y con una altísima cuantía, los gastos de
defensa (¿por la cuestión de Chipre?) a nivel de Estados Unidos, plantilla de
funcionarios triple de la necesaria, etc.
Tiene razón Europa: o hay medidas estructurales
radicales para enmendar la situación, o no hay dinero para que continúe el
despilfarro (dinero que, además, ni podrían ni quieren devolver).
Grecia necesita una revolución, pero una revolución de
decencia pública y privada, y de dignidad pública y privada.
Santiago González nos da una visión más
cualificada del asunto (pinchar aquí encima para enlazar).
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